Hoy por fin publico la obra que mas me gusta en el mundo, como digo al final no tiene explicación el vínculo que tengo con este cuadro, representa valores, principios, familia y sobre todo a mis amigas. Creo que todos tenemos algo que nos representa y a mi me representa La Familia de Felipe IV o como todo el mundo lo conoce Las Meninas.
FICHA TÉCNICA
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Nombre: La Familia de Felipe IV / Las Meninas
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Fecha: 1656 aprox
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Estilo: Barroco
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Autor: Diego Velázquez (1599-1660)
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Comitente: Felipe IV, Rey de España
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Destino: Despacho de Verano del Rey
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Ubicación actual: Museo del Prado, Madrid
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Técnica: óleo sobre lienzo ( un bastidor con tres
telas)
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Tamaño: 3,18 x 2,76 m
ANÁLISIS
El primer tema que vamos a tratar,
es el color, en general presenta una paleta neutral donde destacan algunos
pequeños focos de color (la cruz que tiene Velázquez en el pecho, el búcaro que
sostiene Mª Agustina sarmiento, los adornos de la Infanta etc.). También
podemos ver que los colores más brillantes se sitúan en el centro de la obra y
los más apagados en los planos posteriores para así acentuar la sensación de
profundidad
En cuanto a la luz en el cuadro,
creo que existen dos focos, la puerta y las ventanas. Pero aparte de esto puede
que también tengamos un foco reflectante, en este caso la Infanta, que
redistribuye una cierta homogeneidad
la luz en el grupo central de personajes.
la luz en el grupo central de personajes.
Seguidamente centrándonos ahora en
la perspectiva, nos encontramos dos tipos de perspectiva. La perspectiva lineal
se vincula al punto de fuga, que es en el que convergen todas las líneas de
profundidad de la obra, en este caso es la manga de José Nieto Velázquez. Las
líneas que acentúan esta perspectiva son las líneas del techo, la pared de la
derecha del cuadro, el gran lienzo sobre el que pinta Velázquez, el suelo, etc. En cuanto a la perspectiva aérea, esta
se logra a través de la reproducción de la profundidad con otros elementos como
el color, la luz o el tipo de pincelada. En esta obra, vemos que a medida que
los personajes están en planos más alejados del espectador, más pequeños son, más
difuminados están sus contornos y más azulado es su subtono, esto se debe a la
superposición de las diferentes capas de aire.
Pasando ahora al tema de la
pincelada, al igual que en apartado anterior, creo que nos podemos encontrar
dos tipos. En primer lugar, encontramos una pincelada suelta predominante en
todo el cuadro y que se anticipa al impresionismo. En segundo lugar, tenemos
pequeños focos de una pincelada precisa donde la plasmación de las texturas
toma un papel muy importante. Por ejemplo, el brillo y la aparente suavidad del
pelo del mastín, la suavidad y delicadeza del rostro de la infanta y su pelo
rubio fino y brillante. Al igual que las texturas, también tenemos un gran
estudio de las calidades, esto lo podemos ver en los pliegues de los vestidos,
la delicadeza de los adornos de la Infanta y sus acompañantes, y sobre todo
algo que me parece muy interesante es la representación de Mari Bárbola. Parece que la enana en su mano sostiene algo, puede
que un anillo o algún objeto pequeño. Por último en cuanto a este apartado
decir que también encontramos un amplio estudio anatómico. Los enanos aunque
son pequeños están perfectamente proporcionados (el resto de las figuras
principales están representadas a tamaño natural), las carnaciones están muy
bien plasmadas destacando los rostros de la Infanta y Mari Bárbola. Un dato que
me parece curioso son los arrepentimientos, como muestran los estudios radiológicos,
hay bastantes correcciones pero entre ellas la que mas destaca es la de la
figura del propio Velazquez. Al principio él no se retrató, pintó parece ser la
figura de un muchacho joven que terminó tapando.
En lo que se refiere al espacio de
la obra, está pintada en un lugar real: El cuarto de Príncipe (difunto Baltasar
Carlos) en el Alcázar de Madrid. Esta habitación se habilitó posteriormente
como el obrador de Velázquez. Aunque actualmente el Alcázar de Madrid no existe ( se quemó el 25/12/1734) se dice que hay algunos planos que certifican la autenticidad de este espacio.
En este punto mirando la obra me planteo dos tipos de espacios. El primero es
el espacio interno, es decir, la acción que representan Las Meninas, que se sitúa
en el taller de Velázquez. En segundo lugar tenemos el espacio real, es decir,
el momento en el que Velázquez está pintando el cuadro, también está en su
taller.
A continuación, en la descripción
de la acción, al observar la obra también puedo llegar a distinguir dos tipos
de acción (parece que hoy todo va de dos en dos). La acción interna la asocio a lo que el
cuadro representa. Como vemos representa una escena típica de la corte, Velázquez
retratando a los reyes, Felipe IV y Mariana de Austria. Llego a esta conclusión
porque la figura de los reyes se refleja en el espejo del fondo (lo que nos
recuerda al Matrimonio Arnolfini de Van Eyck). En el momento en el que Velázquez
pinta, irrumpe en la sala el cortejo de la Infanta Margarita compuesta por María
Agustina de Sarmiento Sotomayor, Isabel de Velasco, Mari Bárbola, Nicolás
Pertusato, Marcela de Ulloa y una figura misteriosa que se puede identificar
como un guardadamas. En cuanto a la acción real, en el momento en el que Velázquez
pinta Las Meninas me surge una pregunta: ¿Por qué Velázquez pinta este cuadro?
Aparentemente la respuesta no es clara, pero si investigamos un poco sobre la sucesión
de la corona en ese momento la Infanta Margarita es la heredera al trono.
Entonces cuando nos preguntamos el por qué, la respuesta es clara, lo pinta
para presentar a la hija del Rey como la Princesa de Asturias, la heredera de
la corona de España. Y ¿cómo lo pinta? Todo me hace pensar que lo que pinta Velázquez
es un reflejo, el reflejo de un gran espejo que capta lo que ocurre en el
taller en ese momento bajo la atenta mirada de los reyes. Al tratarse de un
reflejo también pienso que al estar delante del cuadro, el espectador puede
reflejarse en el espejo y así de algún modo formar parte de la obra, pero
siendo la figura de los reyes.
Siguiendo por la composición, nos
encontramos ante una composición triangular, no es simétrica y se articula en
torno un personaje, La Infanta Margarita. Al pensar en qué relación podría
guardar este tipo de articulación me acordé de que una vez leí que si unimos
las cabezas de Velázquez, Mª Agustina Sarmiento, la Infanta, Isabel de Velasco
y José nieto surge como figura una constelación. Ante esto, decidí investigar
constelaciones que tuvieran esta forma y puede ser que la que acertada sea la
constelación de La Corona de Borealis
cuya tercera estrella se llama Margarita
Coronae (perla de la corona) y que puede identificarse con la Infanta como
heredera al trono. Otro punto importante relaciónado con la composición de obra es la secuencia
de Fibonacci ( es una sucesión infinita de los nº naturales 0, 1, 1, 2, 3,
5, 8, 13, 21, …) Al trazar la espiral d
que se construye con esta sucesión de nº desde el supuesto centro de la obra, la infanta, hacia todas las direcciónes encontramos que aparentemente no
tiene sentido, pero si nos fijamos las lámparas tienen forma de coronas invertidas, entonces todo tiene sentido, se conecta el corazón de la infanta con
la corona y una vez más hacía referencia a que la infanta era la heredera
legitima del trono.
En cuanto a los personajes nos
encontramos 9 o 11 (dependiendo si consideramos a los reyes como un reflejo o
no).
A continuación en cuanto al tema,
yo no me puedo quedar con uno y fijándome en el cuadro me vienen a la cabeza nada
más y nada menos que tres temas. El primero que veo es la nobleza y se me
plantea a la hora de pensar en por que Velázquez se pinta al lado de la
heredera al trono. Durante toda su vida, el pintor defendió que la pintura no
era un oficio completamente artesanal y que tenía su parte de reflexión
intelectual, por ello aspiraba a convertirse en caballero de la Orden de
Santiago. Para entrar había dos requisitos: ser hijo legítimo de una familia
hidalga (demostrar la pureza de sangre) y realizar alguna actividad de carácter
intelectual (en esa época la pintura se consideraba un oficio artesanal). Por
eso creo que se pinta con la Infanta, para reivindicar que un artesano puede
tener la capacidad de reflexionar sobre
temas de gran envergadura. Ligado a lo anterior, nace el tema de la
intelectualidad, la pintura no es solo técnica y habilidad, requiere estudio,
documentación y dedicación. Esto se ve gracias a las cuatro copias de Rubens
hechas por Juan Martínez de Mazo (yerno de Velázquez) Las dos que menos se ven
según lo que he leído se corresponden con Prometeo robando el fuego sagrado y
Vulcano forjando los rayos de Júpiter. Las dos pinturas más visibles son Minerva
y Aracne y Apolo vencedor de Pan . Los temas de estas obras aluden a
la ira de los dioses (que pueden identificarse con los reyes) hacia los que
pretender ser más hábiles que ellos o desprestigiarlos (súbditos o
detractores). Finalmente el tercer tema que he podido extraer es el de la
fidelidad entendiéndola en dos variantes: la fidelidad matrimonial y la
fidelidad siervo-señor. En cuanto a la fidelidad matrimonial, la entendemos al
ver el reflejo o representación de los reyes. Como ya se sabe, los reyes tenían
hijos ilegítimos y diversos escritos confirman que Velázquez en su segundo
viaje Italia tuvo un hijo con otra mujer. Esta descendencia puede ser
compartida por Velázquez y el Rey al faltar al compromiso con sus esposas, por
esto interpreto que Marcela de Ulloa (institutriz de la infanta) aparece como
una figura de rectitud y respeto a los valores que marca la iglesia. El segundo
tipo de fidelidad es la que mantienen un siervo (lo identifico con Velázquez) y
su señor (El Rey). El pintor y el monarca eran grandes amigos, se conocieron
cuando el pintor sevillano tenía 24 años y el monarca 18. Les gustaba pasar tiempo
junto y mantenían de vez en cuando algunas tertulias. En el cuadro esta
relación se puede ver en la representación del enano, Nicolás Pertusato, junto
a un gran mastín español. Los perros son animales fieles a su amo y reposan
siempre a sus pies, por eso puedo identificar a Nicolás como el Rey y a Velázquez
como el perro.
Y finalmente en cuanto a la
simbología he encontrado algunos objetos que llaman especialmente la atención. El
primero de ellos es la cruz que luce Velázquez en su vestimenta, se corresponde
con el hábito de caballeros de la orden de Santiago. Existe la leyenda de que
el propio rey una vez fallecido el pintor sevillano pintó la cruz sobre el
lienzo aunque otros dicen que fue el propio Velázquez quien pintó la cruz poco tiempo antes de morir ( 6 de agosto de 1660). El segundo elemento simbólico es el espejo, tomado del Matrimonio Arnolfini de Van Eyck, este espejo tiene una gran influencia en la obra y en otras muchas obras de gran relevancia en la historia del arte.
Ahora si para terminar, como curiosidades, el cuadro ha variado de nombre múltiples veces. Según el inventario del Alcázar de Madrid de 1666 la obra se titulaba Retrato de la señora emperatriz con sus damas y una enana. En 1734 se le conocía con el nombre La Familia del Señor Rey Felipe IV. Después paso a llamarse La Familia y finalmente en 1843 Las Meninas. La segunda curiosidad también esta relacionada con el nombre, ¿por que meninas? Menina en portugués significa dama de compañía, lo que me recuerda a los orígenes portugueses de Velazquez.
Como dije al principio de la serie,
Velázquez es mi pintor favorito y aunque parezca típico, Las Meninas es mi
cuadro favorito. No tiene explicación, va más allá de toda lógica y comprensión.
Es como si fueran un enigma que tengo la necesidad de resolver y descubrir que esconde. A pesar de que he leído mucho, me he
informado y he estudiado, tengo muchas preguntas que por desgracia no tienen
respuesta.
Recuerdo que vi por primera vez
este cuadro en un libro de historia, siempre han llamado mi atención y siempre
me han gustado, pero no fue hasta segundo de bachillerato cuando mi profesora
de historia del arte, Elena, nos llevó a unos
compañeros al Museo del Prado en fin de curso. Serían las cuatro y pico de la
tarde cuando estábamos viendo el retrato de Carlos V en la batalla de Muhlberg
de Tiziano cuando una compañera me dijo que me girara. Después de tres horas en el Prado veía mi cuadro favorito,
después de dar vueltas durante media
hora llegué a la sala 12. En ese momento
no existían los turistas, ni mis compañeros ni nadie más, solo estábamos el
cuadro y yo, veinte minutazos estuve delante del lienzo llorando (true story).
Creo que solo unos pocos tienen la
capacidad de ver lo que realmente está detrás de cada pincelada y aunque cada
uno da su significado a lo que ve, me
siento como Picasso, Goya y Dalí juntos.

